Diferencia entre revisiones de «La función de la creencia en la resurrección»

La creencia en el Más allá es una de los temas que juegan un papel importante en las creencias, el comportamiento y la moral de los seres humanos, de tal manera que incluso la creencia en el monoteísmo no tiene tal efecto. La creencia en el Más allá y la Resurrección se considera el tercer pilar del Islam. Si alguien no acepta la Resurrección, es como si no hubiera aceptado los otros dos pilares, es decir, el monoteísmo y la Profecía, y no hubiera entrado en la religión del Islam.

Una persona que cree en la Resurrección sabe que la vida en este mundo es pasajera y que el mundo avanza hacia un mundo eterno. Cuando una persona llega a esta visión de la inestabilidad de este mundo, reprime sus sentimientos e instintos y los usa en la dirección del propósito y la meta que tiene frente a él. La creencia en la Resurrección, el castigo o la recompensa divinos fortalece el sentido del deber en los seres humanos. La creencia en la Resurrección es también garante de la aplicación de las leyes sociales y del respeto a los derechos de los demás.

El efecto de creer en la Resurrección y en el Más allá, además de recordarlo en los asuntos intelectuales es que el ser humano se mire a sí mismo y a todo con una visión realista, y se considere una parte de todas las partes de este mundo transitorio que va hacia un mundo eterno y está eternamente en movimiento.  

Cuando una persona se acerca al mundo transitorio con una visión realista, modera sus sentimientos e instintos y los limita de acuerdo con el propósito y la meta que tiene frente a él. La creencia en la Resurrección, el castigo o la recompensa divinos hace que la persona sea consciente. Creyendo en el Más allá y prestando atención a los tormentos dolorosos, una persona no puede ser indiferente, y la comparación del mundo fugaz con el Más allá eterno alienta a una persona a obtener el consuelo del Más allá.

De hecho, creer en la Resurrección y recordar la muerte quita el velo de la dejadez del ser humano y lo hace consciente de la vida eterna que le espera después de la muerte, para que no caiga en el pecado, el crimen y la corrupción. Por lo tanto, una de las formas de escapar de los deseos carnales y ajustar nuestros instintos internos es darnos cuenta de que nuestro destino final es la muerte y pronto viajaremos de este mundo al otro y encontraremos el resultado de nuestras obras y creencias.

Cuando una persona es educada con el recuerdo de la muerte y el Más allá, tal creencia tiene una "garantía ejecutiva" y en base a esta creencia se fundamenta toda su moral, acciones y opiniones, pero una persona que es ajena al recuerdo de la muerte y el significado de la Resurrección no tiene por qué estar sujeto a la Ley, por lo tanto, realizará cualquier acción. En consecuencia, recordar la muerte, la Resurrección y el Más allá y creer en ellos no solo modera los instintos humanos y previene la agresión instintiva de una persona, sino que también provoca el cultivo y crecimiento de sus virtudes, porque quien siempre recuerda la Resurrección controla todas sus acciones y comportamientos, y pone sus esfuerzos en el camino de agradar a Dios Todopoderoso.

Hoy en día, el poder judicial y el ejecutivo han podido lograr un relativo orden y paz en las sociedades humanas hasta cierto punto, pero esto solo está relacionado con la criminalidad y la aparente corrupción. En relación a los delitos ocultos, esta vía es infructuosa, además de que, si los ejecutores de estas leyes quieren abusar de su posición, nada los puede detener.

En este mundo, los gobiernos humanos llegan a un callejón sin salida al proporcionar justicia social, pero este no es el caso de una sociedad cuyos programas se basan en la fe y el temor de Dios. Porque la pena del pecado o las penas del Mas allá serán el mejor garante de la aplicación de las leyes.

La idea de la muerte, del otro mundo y la cuestión de la resurrección en realidad no provoca angustia en la vida de una persona, tampoco le impide que sea activa y se esfuerce en los asuntos de esta vida. Porque el sentido de que el ser humano ejecute buenas acciones son una necesidad para la sociedad y el sentido de la vida no desaparece con el recuerdo de la muerte y la Resurrección, todo lo contrario, se fortifica.

Sí, el recuerdo del Más Allá y el Día de la Resurrección evitarán que se exceda en vicios cómo la lujuria y estará en condiciones de saber que cualquier cosa buena que haga, verá la recompensa de su esfuerzo, por lo que dirigirá todo su trabajo en el camino correcto.